Teoría de la incompatibilidad térmica

Lo de las primeras citas a mí ya me pilla un poco lejos. Es lo que tiene haberse casado y tener un cachorro todo con el mismo señor. Pero he de reconocer  que he sido super fan de esas situaciones mezcla de audiciones a ciegas de La Voz ("¡¡que se de la vuelta y me elija!!"), interrogatorio de la policía ("¿y en qué colegio dices que hiciste tercero de primaria?") y 22 de diciembre por la mañana (todos pensando que nos va a tocar el Gordo...).
La cuestión es que sobre las primeras citas se ha escrito mucho y hay mucha técnica desarrollada. Qué decir y qué no decir, qué ponerse, cómo pasar 2 horas maquillándote para que parezca que no te has maquillado (versión femenina) o cómo pasar 2 horas toqueteándote el pelo para que parezca que vas despeinao (versión masculina con pelo o yo en general sin parecerlo, yendo despeinada de verdad después de 2 horas...), y por supuesto qué preguntar. Las primeras citas son ese primer encuentro en el que estableces la "tolerabilidad" del contrario. ¿Tenemos suficientes cosas en común como para soportarle el resto de mi vida o al menos una cita más? Y para eso, solemos indagar al menos levemente en alguno de estos aspectos: idea general de futuro, hijos sí/no, política, religión, fútbol, uso del chandal,  capacidades culinarias, preferencia por la marcha o el silloning los sábados... Pero hay un asunto que nunca se tiene en cuenta y que debería estar tipificado como pregunta obligatoria, porque como decidas quedarte con el especimen en cuestión para los restos puede tener cierta incidencia en tu vida. Y hablo de la compatibilidad térmica. ¿Por qué nadie pregunta en las primeras citas entre vino y vino, "y tú, eres más de dormir con el culo a la fresca y con la ventana abierta en febrero, o con bufanda de tres vueltas, posición tuttankamon y tapado por si vienen a atracarte?". Que es importante, de verdad, porque como des con un miembro del barrio contrario... ays amigos... esto ya es para siempre. Toda la vida conviviendo con un antónimo térmico quiere decir que tendrás que llegar a acuerdos térmicos de lo más variopintos que pueden pasar por (verídico y basado en hechos reales cercanos):
- 25 de agosto. Ella en tirantes y con el aire a tope que te cagas en el salón. Él con camisa de manga larga, chaqueta de lana y constipado.
- 13 de febrero. Él en pelotis encima de la colcha jugando al móvil y comentando que las calderas de la calefación son lo que más contaminan en la ciudad. Ella con pantalones de cuadros de franela y batamanta.
-15 de junio, 12 de la mañana. Casa a oscuras. Ella refunfuñando con que "parecemos topos" y él bajando persianas para impedir al calor entrar.

Estas situaciones son tolerables pero oye que si un chic@ no te termina de convencer, y necesitas un elemento para desempatar y decidir si hay segunda cita, preguntar por el estilo de vida térmico puede darte un empujoncito en uno u otro sentido.

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